18 octubre 2006

Otoño

Un cierto aire de tristeza ha invadido hoy el pueblo. Es un aire gris oscuro cargado de melancolía que se ha apoderado lentamente de las calles, la gente, de las cosas. El azul del cielo se ha ido apagando poco a poco. Hoy las paredes están menos blancas, los tejados más oscuros. Los árboles se han dejado vencer; sus hojas han terminado de caer muertas por la indolencia, dejando sobre la acera una extraña alfombra amarillenta. Los coches están todos aparcados, las puertas y las ventanas cerradas, las ausencias están más presentes. El silencio sólo es roto por la algarada de pájaros que pasan buscando el río. Un viejo va paseando por la Avenida; se detiene, consulta su reloj y sigue su marcha silenciosa. El Otoño ha llegado. Ha entrado como las agujas del reloj: sin prisa pero sin pausa; ha acabado adueñándose de este pequeño mundo. El Otoño; tiempo para la melancolía, para el recuerdo, la tristeza, la intimidad, la casa, la soledad. El otoño ha llegado. Un viejo va paseando por la Avenida; se detiene, consulta su reloj y sigue su marcha silenciosa. Jotauve. Otoño 1986 ©Javier Vidal

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