Esa apropiación indebida de los símbolos nacionales y de la misma España por parte de la derecha no extraña, teniendo en cuenta que la derecha por sí es defensora a ultranza de la propiedad privada, y acaparadora de la propiedades propias y de las ajenas, cuando nadie mira. Nuestra historia nos ha hecho huir de la bandera nacional, en la medida que a partir de 1939 representaba una bandera impuesta por un régimen ilegítimo. Pero a partir de nuestra transición y de que le quitaran el águila y demás tramoya hicimos el mismo ejercicio que hizo el niño protagonista de Terminator en la segunda parte: asumir que lo que antes era malo ahora es bueno.
Pero ahora llega los pijillos del Pp y se pegan a la bandera y dicen que es suya, y que España es suya es suya y que la constitución es suya.... Jode, no? Y lo peor es que en su afán de apoderarse de todo lo que les parece, también se han apoderado de Dios; y eso jode más todavía.
Soy internacionalista y de izquierdas. Ese internacionalismo encaja en la filantropía que he mamado en una educación católica, y probablemente venga de ahí. No soy yo quien ha inventado aquello del ecumenismo ni de que "somos ciudadanos de un mundo que necesita el vuelo de una paloma". ¿Entonces a qué viene esta confusión de términos?¿Eso quiere decir que los católicos no son de derechas porque el patriotismo es patrimonio exclusivo de la derecha?. ¿O la derecha de españa y olé no es católica, ya que el catolicismo es incompatible con el nacionalismo fundamentalista?
Se da la paradoja que la derecha defiende unos valores que en mi opinión son incompatibles, como son el cristianismo y el apego a la propiedad privada y la patria.
Se da la paradoja que la derecha defiende unos valores que en mi opinión son incompatibles, como son el cristianismo y el apego a la propiedad privada y la patria.
Por eso, entre otras cosas, soy de izquierda. Desde la izquierda se respeta la bandera, el himno, el régimen democrático (no fue la izquierda quien ha ido dando golpes de estado cada vez que no le gustaba el régimen existente), pero ese respeto a la nación y a la riqueza cultural se llevan sin fundamentalismos, y haciéndolos compatibles con el respeto a todos los ciudadanos que hay debajo de todas las banderas y de todos los himnos.