13 noviembre 2021

Encajando

Cuando empiezo a ver una serie nueva o una novela siempre me produce inquietud por no saber de qué me quieren hablar realmente, quiénes son los personajes ni cómo son ni qué pintan ahí en medio, quiénes son los protagonistas y quiénes son los secundarios o los que pasaban por allí. Tal como vas viendo capítulos ya te sientes más cómodo porque todas esas dudas se disipan y ya te va encajando todo. 

Ante la vida, a pesar de que tengo ya una edad, que podían ser dos edades, me siento tan desasosegado y tan despistado como ante el primer episodio de una serie porque en el fondo reconozco que sigo sin entender cuál es la trama principal y cuál es la secundaria, quiénes son los malos y quiénes son los buenos, los protagonistas y los secundarios, quién está cuerdo y quién está loco; de qué va esto realmente, si es una serie ligera, romántica, una comedia de situación, un drama épico a una serie de terror. Cada vez que uno se levanta después de soñar mil mundos extraños se puede encontrar un panorama distinto y uno va encajando como puede todos esos cambios y ante esas nuevas situaciones. Supongo que esto va de eso: de intentar armar un puzzle que no siempre encaja y de darle sentido a cosas, momentos, situaciones, incluso personajes, que en realidad no tienen sentido.

©Javier Vidal

28 agosto 2021

La timidez de los árboles

Hace casi dos años nos inculcaron el miedo a tocarnos, a acercarnos, a abrazarnos, a sentirnos. Nos separaron por prescripción facultativa para salvaguardar nuestra salud y abonar nuestra soledad. Ahora todos evitamos el contacto, guardando un inevitable y cortés respeto a cada espacio personal. Ahora el miedo se ha instalado en cada uno, como otro virus del que no nos hablaron ni nos previnieron. Y así andamos, como burbujas errantes; como estrellas titilantes flotando en la oscuridad; como árboles estoicos y silentes, siempre respetuosos con los demás y siempre encerrados en nuestra propia sombra.
https://culturainquieta.com/es/inspiring/item/12507-el-fascinante-fenomeno-botanico-de-la-timidez-entre-arboles.html

29 junio 2021

Un ramito de violetas

En 1974, en su canción “Ramito de violetas”, Cecilia, después de presentar la situación y los personajes, en la segunda parte ponía a cavilar a la protagonista, entonando: “A veces sueña y se imagina cómo será aquél que tanto la estima…” Años después, Manzanita cantaba la misma canción, pero decía: “A veces sueña ELLA y se imagina cómo será aquél que A ELLA tanto la estima…” Siempre había pensado que Manzanita era consciente del nivel cultural de su público y supuso que debía aclarar por dos veces “ella” y “a ella” para asegurarse que su público entendiera que el sujeto de soñar e imaginar y el objeto de la estima eran la misma persona; en este caso, la protagonista. Se ve que si no aclaraba aquello el público podía entender que se refería al municipal de la esquina, por poner el caso.

Siempre había pensado en esto hasta que uno observa lo que la gente ve en la tele, lo que la gente escucha (esa música, esas letras, esos comentaristas terroristas…), lo que la gente lee (lo poco que lee), lo que la gente piensa, lo que publica en redes y lo que la gente dice. Cuando uno observa el auge de los fascismos, el nivel del debate político, los terraplanistas, los negacionistas, los antivacunas, las mentes simples, los cerebros compuestos y vestidos de limpio pero al cero por ciento de su capacidad. Cuando uno ve el panorama llega al convencimiento de que Manzanita no era un simple listo consciente del nivel de su público, sino un visionario que supo prever la involución que se daría en las generaciones venideras, para las que sin duda era necesario aclarar tantas veces como fuera preciso cuál era el sujeto y el objeto de la acción.

No sé si es cosa mía o es que realmente vamos para atrás sin freno y cuesta abajo. No sé si es que me estoy haciendo viejo o, como cantaba Aute: “…no me hagas caso, lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo”.

©Javier Vidal

01 mayo 2021

Tengo muy presente mi pasado

 

Tengo muy presente mi pasado. Los buenos momentos, los momentos malos. La buena gente, la gente oscura; los que se fueron, los que me arrebataron; de los que me alejé, los que se alejaron. En algún momento de nuestra corta experiencia vital estuvieron tan cerca, compartimos tanto, que ahora es imposible vivir sin encontrármelos de vez en cuando en medio de una canción, en medio de un paisaje, en medio de esos sucesos simples que de pronto un día te sorprenden, aunque formen parte de lo cotidiano. Y descubrir que el ahora es solo una parada en el camino y que a poco que vuelvas la vista atrás se ve tan cerca todo por lo que has pasado: los buenos ratos, los ratos malos. Y como si no se hubieran ido nunca, ahí está toda la gente que te hizo reír, soñar, sufrir, amar, sentir, vivir. Y burlar la línea del tiempo y revivir todo y a todos una y otra vez, como si viéramos un planeta desde muy lejos; y lo que entonces desde cerca nos parecía muy grande ahora nos parece tan pequeño. Un punto apenas en medio del universo en el que conviven por siempre todos esos momentos, todos esos rostros amables, adorables, todas esas emociones y personas que pasaron, que nos pasaron y que significaron tanto. El tiempo es una simple convención. Las cosas que vivimos, las personas que nos conmueven se quedan para siempre. Y para siempre a nuestro lado.

©Javier Vidal

24 abril 2021

He visto cosas que nunca hubieras imaginado

"He visto cosas que nunca hubieras imaginado...": pobres de derechas, homosexuales de vox, homosexuales pobres de vox, negros de extrema derecha, políticos tratar a sus votantes de idiotas planteándoles que se decide entre "comunismo o libertad"; y los muy ilusos votantes, que demostrarán que tenían razón quienes le trataban de idiotas votando mansamente a quienes les quitan la sanidad, la educación y la protección social. Y la clase trabajadora de este país, aletargada mientras le roban con premeditación y alevosía y la sedan con cuentos del tipo "todos los políticos son iguales", "quédate en tu casa viendo rociito" y "no votes que todos son muy malos.". El día 4 de mayo y todos los días de elecciones, sin embargo, la derecha votará religiosamente a los suyos, mientras anima a los demás a no votar. Y así, año tras año, la ciudadanía, encabronada pero sedada, seguirá sin levantarse, consintiendo que llamen mantenidos a los más débiles, recorten derechos y libertades, roben a manos llenas, inoculen el odio contra el diferente y el hambriento, aunque el diferente sea solamente un niño que huye de la miseria y el hambriento sea un hombre al que quitaron todo y engañaron con todos los cuentos. 
Sinceramente me produce una tristeza enorme asomarme al mundo en estos momentos. Y también asco, y también miedo.
©Javier Vidal