Lo que ha quedado patente estos dos últimos días con el
cambio de gobierno es que España está llena de “tibios”: esa gente que dice que
no es de ningún partido ni le gusta la política pero que al final son más de
derechas que Arias Navarro. El mantra de los “tibios” estos días en redes
sociales ha sido que España se va a hundir y poco más o menos que el
apocalipsis está aquí de la mano de Pedro Sánchez, que además es un “ambicioso
que pone sus intereses personales por encima de los de este gran país” que
ellos quieren más que nadie.
Aclarar que no ha habido pactos previos y que es ahora
cuando llega un tiempo de sentarse y conformar un gobierno estable y de
izquierdas. En esos pactos no se debe aceptar ningún chantaje ni ninguna salida
de tono. Caso que así se exija o a ello nos veamos abocados creo que habría que
convocar elecciones. Pero en general se abre un tiempo de esperanza para este
país. La historia de amor o de amistad interrumpida entre PSOE y Podemos (interrumpida
por Podemos, dicho sea de paso) ahora es necesaria. Del entendimiento que debe
existir entre las dos fuerzas debe salir un gobierno de izquierda moderada que
frene el desmantelamiento del estado del bienestar que ha ido llevando a cabo
el PP, que frene la desigualdad creciente, la precariedad en el empleo, que
restituya la libertad de expresión que nos quitó la ley mordaza, que procure
una estabilidad política y un crecimiento que nos llegue a todos y no sólo a
unos cuantos. Muchas tareas que quedan pendientes y que son posibles.
Aunque los “tibios” están deseando que esto sea el “acabose”,
de la capacidad de negociar, de debatir, de no mirarse el ombligo, de la
apertura de mentes de los que ahora tienen la responsabilidad de dirigir este
país depende que esto sea el “empezose”. Una cosita antes de ponerse: España tiene más de 46 millones de
habitantes, y hay que gobernar para todos y cada uno de ellos.
©Javier Vidal