17 diciembre 2009
Déjame esta noche soñar contigo
27 octubre 2009
Una estrella se ha escapado
Una estrella se ha escapado. La HE0457-
24 octubre 2009
Siempre me pasa lo mismo
Siempre me pasa lo mismo.
Me gusta pasear por las calles de la ciudad como si no fueran mías ni yo fuera de ellas. Una ciudad conocida y desconocida al mismo tiempo. Unas calles por las que he pasado mil veces pero que cada vez es como si fuera
Y paso como una sombra, como si nadie me viera; y me gusta. Siento que nadie me ve y es probable que nadie me vea. Siempre me pasa lo mismo. Voy a una exposición; en medio de una plaza llena de viejos y niños han montado una carpa los de ACNUR. Dentro de la carpa recrean un campo de refugiados de Kosovo, con los grifos, los aseos improvisados, el suelo polvoriento... Dentro de la carpa hay tiendas de campaña y dentro de las tiendas hay fotos de niños y suena la voz de los niños quejándose. Todo está bien conseguido, provoca lástima. Al salir, una muchacha me hace un cuestionario y me pregunta si la exposición me ha hecho sentir como si fuera un refugiado. Yo le contesto que sí, pero los dos sabemos que no es lo mismo; ser refugiado no es estar en una carpa en medio de una plaza llena de viejos y niños. Siempre me pasa lo mismo.
Hago el camino de vuelta; los peatoncitos de los semáforos se ponen en verde como para que no pare, para que pase. Al principio me alegraba esa casualidad; parecía que tenía enchufe en la delegación de circulación: iba llegando yo a cruzar la calle, los coches se iban parando y finalmente el peatón se ponía en verde. Pero cuando llego a mi destino y llego a mi hora o antes de tiempo siempre lamento la complicidad eléctrica de los semáforos. Siempre me pasa al final; siempre me pasa lo mismo.
Y hoy, cuando iba llegando a mi casa, me ha pasado lo mismo. He pasado ajeno al mundo, bajo mis auriculares, envuelto en la música de la radio, mirando las cosas y la gente como si no fueran mías, como si yo no fuera de ellas. Pero cuando pasa un rato me empieza a pesar la soledad y ya no quiero ser invisible. Y voy aminorando la marcha, y me quedo parado ante un escaparate o mirando a la gente como si me viera. Pero ya la gente no me ve; y empiezan a cerrar los escaparates y la gente se va para sus casas y se empiezan a escuchar las televisiones desde dentro de las casas acurrucadas en la luz de la sala de estar. Y entonces me entra esa extraña sensación de ir vacío y de llegar vacío.
Y entonces pienso que la vida es una calle o muchas calles y que todas las calles se han paseado por esta tarde y yo he pasado por ellas como si no fueran mías. Y la gente son toda la gente que ya se metió en sus casas que son todas las casas. Y vuelvo mi casa solo, con la soledad de una tarde que es la soledad de toda una vida. Una vida por la que paseo como si no fuera mía, una vida por la que paso con la distancia y el frío del que no guarda ni deja nada en ella. Una vida encerrada en una carpa en medio de una plaza llena de viejos y niños.
Siempre me pasa lo mismo.
©Javier Vidal14 octubre 2009
Por lo que no será
Jeff Buckley murió en 1997, con 3o años. Estaba a la orilla del Wolf River, en Menphis (Tenesee) con un amigo. Mientras escuchaba "Whole lotta love" de Led Zeppelin de pronto se metió en el río y apareció cinco días después muerto y desnudo. Como decía aquello "ojalá estuvieras aquí" y seguir componiendo e interpretando así, como en esta canción.
Por tantas cosas que no serán valga esta oración cibernética. Por esas canciones que no escucharé y esa vida que no viviré, Jeff Buckley que estás en los cielos...
12 octubre 2009
Obama, los gays y la impaciente espera
07 octubre 2009
Una historia como otra cualquiera IV
El sábado siguiente ya me había repuesto un poco de mi traidora autoestima. Esta vez iba dispuesto a unir al fin mi vida a
"‑Oye, perdona que te pisara el otro día ‑, le diría yo con tono despreocupado.
‑Ah, por eso no te preocupes ‑, respondería ella
‑Es que me he comprado unas botas nuevas y no calculo bien las distancias
‑ No importa
‑ Además, andaba un poco despistado entre las luces, el ruido...
‑ Sí, la verdad es que aquí hay demasiado ruido
‑ Y sobre todo las luces, que confunden los sentidos. Hay un estudio que ha hecho un equipo de la Universidad de Conecticut que estudia de qué manera las luces psicodélicas afectan al estado de ánimo de las personas y de qué manera las pueden incitar a bailar, a reírse, a estimular la secreción de adrenalina e incluso la líbido.
‑ ¡Oh! ¡Qué conversación tan interesante! Tú debes ser un intelectual
‑ ¿Por qué lo dices?‑ preguntaría yo, modesto.
‑ ¡Pero si se nota en tu forma de hablar!. Me encantaría seguir hablando contigo; pero en este sitio hay demasiado ruido. ¿Te parece bien que vayamos a un sitio más tranquilo?
‑ Me parece estupendo."
Entonces en ese sitio tranquilo le confesaría que mis botas eran viejas y que en realidad la pisé porque andaba cegado por la pasión que sentía hacia ella. Supuse que era una conversación interesante y una forma memorable de iniciar un idilio.
También había pensado pisarla otra vez disimuladamente para que diera la impresión de que realmente nuestras vidas estaban unidas por el destino; o preguntarle si me conocía porque su cara me resultaba muy familiar, pero ese truco ya estaba muy visto. Otra alternativa era regalarle un disco de Mari Trini, pero recordé su forma de bailar en lo alto de la tarima y descarté que supiera siquiera quién era Mari Trini. Finalmente me decidí por la primera opción.
Esta vez estaba también al lado de
‑Sí, yo era: Es que me había comprado unas botas nuevas y no calculaba bien las distancias.
‑ Además, con las luces y el ruido...
Continuará. Ver las primeras partes de esta historia en "Una historia como otra cualquiera"
28 septiembre 2009
La galleta de la fortuna
23 septiembre 2009
Erase una vez una lata de membrillo
04 septiembre 2009
Operación Pandemia
12 agosto 2009
Los hombres que no miraban a las mujeres
De chico quería ser intelectual. Me gustaba ese rollo bohemio atormentado y me fui preparando para eso. La tarea incluía leer algo raro, aburrido y que no lo entendiera ni el que lo escribió. También había que escuchar música de cantautores. A los cantautores no les tenía que ir muy bien la vida porque las canciones eran para cortarse las venas. Y los libros te animaban también a hacer lo mismo, no sin antes acabar con la humanidad. Así que decidí que lo de ser intelectual, para su padre. Además, con las manos tan gordas y la cara de mollete de pueblo que tenía, no pegaba yo con tanta trascendencia.
Por lo que mandé a tomar viento mis aspiraciones intelectuales y empecé a leer los cinco, Mortadelo y Filemón, Superlópez; y a escuchar Mocedades, Luís Cobos y Modern Talking. Desde entonces mi vida cambió drásticamente: dejé de pensar en el suicidio, empecé a comer como Dios manda (había leído que los intelectuales son gente delgada que fuma mucho) y me volví básico y superficial. Y aquí estoy tan fresco. Por eso me da tanta pena de los intelectuales. Qué horror de mundo interior, qué tormenta de sentimientos contradictorios, hay que tener ganas de ser así.
Lo que no me dan pena son los intelectuales de tres al cuarto. Esos sí que son para tirarlos por un barranco, no sin riesgo para su salud y su integridad. Hay gente que no sólo van de intelectuales, se visten de intelectuales, hablan como los intelectuales (como si no tuvieran ganas de hablar), sino que encima dicen que son intelectuales, que ya hay que ser pedante!! Y se quedan tan panchos. Siempre me acuerdo de un cómic que leí de chico donde uno de estos payasos decía “Voy a leer a Kafka y después me la voy a kafkar”. Porque si escarbas en uno de estos mamarrachos encuentras uno igual de simple que tú, que está flaco pero de miserable que es, y que vendería a su madre por acceder a cualquier lujo que ahora está tan lejos de su alcance; lo que pasa es que no le ofrecen ese trato.
Viene este rollo porque este verano, después de sortear los libros que iba a leer, llegué a la conclusión que llegué de chico. Así que lejos de leer un “clásico imprescindible” pero que no hay quien lo lea, opté por ser uno más de los que está leyendo, ha leído o va a leer, la trilogía de Milenium, palabra que por cierto el Word no reconoce. Si pretendes ser original leyendo esta novela, olvídalo. Me dí un paseo por la orilla de la playa y aproximadamente el noventa y cinco por ciento de la gente estaba leyendo la misma novela que yo. Que da hasta pena vernos. La mayoría seguro que no vivimos todo el año en la costa, y para cuatro días que vamos a estar en la playa nos lo tiramos sin tomar el sol en condiciones, sin respirar la brisa del mar y sin bañarnos apenas, sin levantar la vista de un libro gordo, sudando, empotrados en la butaca, mientras una legión de cuerpos estupendos y bronceados se pasea por delante sin que nos dignemos a mirarlos. Y encima la novela no tiene demasiado valor literario, por no decir ninguno. Simplemente es una película de acción, pero en un libro. Además ya han hecho la peli que por lo visto es mejor que el libro (que ya es insulto para una novela: que la película está mejor!!!). Lo que sí tiene es ritmo, algo que a muchos novelistas se le ha olvidado. Supongo que porque no toman tanto café como Michael Blomkvist (lo habré escrito bien?) o el propio Larsson que seguro que se murió por eso. Yo tengo una teoría. Conociendo al autor, reflejado en el protagonista, lo mismo ha hecho lo que se supone que también ha hecho Michael Jackson: simular su propia muerte. Porque a Milenium le quitas el morbillo de la muerte del autor sin haber publicado su obra y no es lo mismo. En cualquier caso se le agradece al sueco que haya logrado que gente que no ha leído en su vida se enfrente a estos libros gordos de petete, esté tan encantada de conocerse y descubra en el silencio de la lectura que no hay que estar dando el coñazo para pasarlo bien. Pero estaría más agradecido si mis vecinas también descubrieran lo mismo y se callaran de una vez. Ahora por ejemplo me gustaría ser un genio de la literatura para expresar con palabras y sin aburrir la interesante conversación a voces de mis vecinas y todo lo que le rodea. Pero yo no lo soy.. Y seguramente tampoco Larson.
Pero como hace tiempo decidí ser básico, allá que voy por la segunda parte…
30 junio 2009
Descubre tu lado friki. El grito Wilhelm
Resulta que en 1951 el técnico de sonido de "Tambores lejanos" utilizó el sonido de un hombre gritando y lo archivó como "hombre siendo mordido por un cocodrilo". Como esos sonidos se guardan en los estudios para utilizarlos otra vez, en 1954, en la película "La carga de los jinetes indios" el técnico de sonido echó mano de ese archivo cuando al soldado Wilhelm le dan un flechazo en una pierna. Entendió que un hombre al que le disparan una flecha en la pierna debía reaccionar igual que "un hombre siendo mordido por un cocodrilo".
En 1979 los técnicos de sonido Ben Burtt y Richard Anderson descubrieron aquel archivo y les haría gracia, tanta que lo empezaron a utilizar medio en broma medio en serio en todas las películas. De ahí que si estamos atentos, lo podemos escuchar en muuuchas películas. Ya los frikis le llaman "the wilhelm scream", por el soldado asaeteado y, por lo visto, hay gente que cuando escucha el curioso grito grita "wilhelm". Como dijo Joselito el Gallo cuando le presentaron a Ortega y Gasset como filósofo: "hay gente pa tó"
Echadle un vistazo al video, está curioso y descubre tu lado friki
La vida no te da sorpresas
15 junio 2009
Estamos aquí para aguantar a los demás (parte I)
12 junio 2009
El ladrón de bicicletas
Tenía 37 años y se llamaba Miguel. Vivía en El Burgo, un pueblecito de Málaga. Trabajaba de perforador de conductos para instalaciones eléctricas. Pero como tanta gente, había perdido su trabajo hacía unos meses. Como tanta gente estaba “sinviviendo” con la hipoteca a cuestas y las deudas royéndole las entrañas. Viajó a Madrid en busca de trabajo pero no encontró nada.
Aquella mañana había intentado vender su coche de tres años y cambiarlo por uno de diez y algo de dinero a cambio. Estaba casado y tenía dos hijos, de ocho y tres años respectivamente. La misma mañana que había recorrido los 67 kilómetros que separan El Burgo de Málaga para ver a su madre viuda, enferma de corazón. Pero por la noche decidió que ya no podía más, que ya no podía volver a casa sin dinero. A las once de la noche vio un salón de juegos recreativos abierto y entró… para robar.
Pero todo salió mal. Tres hombres en principio y dos más después, salieron detrás de él gritando: “Al ladrón!!”. Ochocientos metros después, cuando Miguel no pudo seguir corriendo, se paró. Los cinco hombres se ensañaron con él. Usaron los adoquines de una obra cercana para tirárselos. Uno de los adoquines le dio en la cabeza y lo mató. Una vez en el suelo lo remataron a insultos y golpes en la cabeza y en la espalda.
Para entonces Miguel estaba ya muy lejos del hombre que fue. Para entonces ya había quedado muy lejos el padre de familia que paseaba a sus hijos en bicicleta o que visitaba a su madre enferma o que disfrutaba en la feria de San Agustín, de El Burgo. Para entonces ya no servía calmar los ánimos de sus agresores ni pedir disculpas ni entrar en razón, porque Miguel, el parado, el hipotecado, el deudor. Miguel, el ladrón, ya estaba muerto…
Toda esta historia apenas llamó la atención en los periódicos (los datos están cogidos de El País de 31 de mayo). Ni siquiera serviría para argumento de una película de ahora. Pero sí lo fue en 1945, cuando Vittorio de Sica empezó a rodar “El ladrón de bicicletas”. Esta obra maestra del neorrealismo italiano muestra la historia de Antonio Ricci, un padre de familia parado, de la Italia previa al final de la segunda guerra mundial, que busca un empleo desesperadamente. Su búsqueda da resultado pero para este trabajo es fundamental tener bicicleta, que no tenía. Como de la bicicleta que no tenía dependía su empleo, acompañado de su hijo Bruno, decide iniciar una aventura o desventura para conseguir robar la imprescindible y puñetera bicicleta. La historia que sigue no la cuento, pero el planteamiento guarda tanto paralelismo con la historia de Miguel que no he podido evitar mezclar la realidad con la ficción. Miguel y Antonio como víctimas de un sistema que aplasta a los más débiles; sistema gobernado por la pobreza, el paro, la violencia, el egoísmo y la particular escala de valores que nos hemos inventado para vivir en nuestro viejo planeta.
Pero la historia de Antonio es una película y la de Miguel sólo es una noticia más entre las miles de noticias de guerras y hambres lejanas que nos tragamos a la hora del telediario de las tres, entre cucharada y cucharada de salmorejo. A lo mejor ni siquiera es verdad; o a lo mejor es tan fiel a la realidad que es tan mentira como la propia realidad. El neorrealismo de la Italia de la Segunda Guerra Mundial se nos indigestaba. Pero ahora estamos tan informados de todo que las noticias nos sientan estupendamente y ni siquiera se nos repiten a la hora de la siesta.
27 mayo 2009
Es verdad lo que creemos...?
20 mayo 2009
Cualquier gilipollas puede ser padre..
10 mayo 2009
Faemino y Cansado
30 abril 2009
N1H1
El problema es nuetra extraña relación con el cerdo. Nos comemos todo, incluyendo todo todo. Nos parecemos tanto que dicen que si quieres ver tu cuerpo, mira a un puerco. Tanto, tanto, que nos parecemos demasiado. Y no sólo físicamente; muchos tienen los mismos hábitos higiénicos que el cerdo. Otros tienen el mismo espíritu de amistad. Otros tienen el alma de cerdo. Otros son tan completitos que directamente podemos decir que son unos cerdos. Y claro, si determinado político o empresario de banco muere de gripe porcina sería como si lo hubieran delatado. Y que me dicen de esa gente adosada a un sofá, encerrada en una casa sin ventilar y engulliendo pipas, chorizo y televisión basura a partes iguales? Si se mueren de "gripe porcina" todo el mundo dirá -"claro, estaba cantado, si es que tenía todas las papeletas para coger la gripe.."
Pero detrás de todo esto también está el empeño de los gobernantes mundiales en inventarse eufemismos para enmascarar la realidad. Vease "guerra" por "ataque preventivo"; "Aquí manda el menda" por "Organizaciones Unidas"; "al que le toca le toca y que se joda" por "daños colaterales". Y claro, cuando era una gripecilla que afectaba a un país de esos de latinoamerica que sabe Dios dónde están ni como viven, se le puede llamar "gripe porcina". Pero cuando se pone serio y nos puede afectar a lo países guays del paraguay, no podemos consentir ese nombre tan zafio. Entonces le ponemos un nombre más fino, que parezca que ni mata ni nada, que quede hasta elegante padecerla. Y de ahí viene lo de la "gripe A N1H1". Ya uno ha dado tantas vueltas que se conoce por dónde respira el personal. Oinnk, Oinnk
26 abril 2009
El sentido de la vida
y que da vueltas a novecientas millas por hora,
lo que significa unas diecinueve millas cada segundo, que ya es contar.
Un sol que es la fuente de toda nuestra energía.
El sol y usted y yo y todas las estrellas que podemos ver
se están moviendo un millón de millas al día
dentro de un brazo espiral exterior a cuarenta mil millas a la hora.
En la galaxia que llamamos la “vía láctea”.
Nuestra galaxia contiene cien billones de estrellas,
Y mide cien mil años luz de lado a lado.
Se ensancha por la mitad, dieciséis mil años luz de ancho.
Estamos a treinta mil años luz del centro de la galaxia.
Damos la vuelta entera cada doscientos millones de años.
Y nuestra galaxia es una más entre millones de billones
en un maravilloso universo en continua expansión.
(por si fuera poco) El universo sigue expandiéndose
y expandiéndose, zumbando en todas direcciones,
tan rápido como puede, a la velocidad de la luz, ya sabe.
Doce millones de millas al minuto, y ésa es la velocidad más alta que existe.
que sorprendentemente y lejos de toda probabilidad
usted ha nacido.
Y rece porque haya vida inteligente ahí fuera en el espacio,
porque si no hay que joderse aquí abajo en la tierra.
25 abril 2009
Se avecina una tormenta
Y todos los pronósticos indican que un frente se acerca sin remedio, y sin ganas de que lo tenga. La borrasca enfria los sentimientos bullentes y se lleva todo lo que sobra y lava todo lo que queda.
Dios!! Se avecina una tormenta.
(Foto: Jose Jiménez)
11 abril 2009
Planeta Tierra. Para siempre
Es lo que tiene la primavera
Es lo que tiene la primavera,que cambian los estados de ánimo; y de pronto te descubres llorando y al rato estas estrenando una carcajada; que arrancas los motores decidido a tirar adelante, y al momento estás otra vez mirando atrás. Que hay una moto nueva invitándo a comerse el mundo a kilómetros y una foto vieja esperando a ser guardada definitivamente en el álbum de los recuerdos para no recordar.
Que hay un cruce de caminos delante y no se sabe cuál escoger. Y lo peor de todo es que todos los caminos son como una droga de la que no se quiere ni se sabe salir. Lo que queda delante y lo queda detrás; y lo que está en el cielo y lo que está en el suelo. Y todo se concentra en un punto del horizonte a punto de estallar. Es lo que tiene la primavera.