15 junio 2020

Vengo de cien heridas abiertas


Vengo de cien heridas abiertas, de las noches que gasté sin encontrarme, de los días que perdí buscándote, de esperar algo que no pasa, de ver lo que no sucede y de lo que se nos echa encima sin avisar.
Vengo de hacer el ridículo tantas veces, de mil batallas perdidas, del frío que llevo encima, de las pocas ganas de casi todo y el ansia de siempre de amar; derramar un sentimiento arrojado a ninguna parte, que rueda quién sabe por dónde y vuelve a ningún lugar.
Vengo de un abrazo pendiente, de un beso soñado, de un espejo muy chico; de un océano gigante de gaviotas heridas y velas encendidas por lo que no será.
No soy un buen partido ni un buen amigo ni un mal amante. Lo que soy es de dónde vengo. Lo que tengo es adónde voy. No es gran cosa. Nunca he pedido demasiado y siempre me he aviado con poco.
Pero así ando por todo esto, como si fuera alguien que mereciera la pena, cogiéndome cariño en el fondo; como a un inevitable compañero de viaje. Improvisando cada camino por donde pasa mi alma. Así funciona la cosa: quien no se tiene a sí mismo no tiene nada.
©Javier Vidal