15 diciembre 2012

El día de mañana




En 2004 se hizo una película que se llamaba “El día de mañana” en la que se vaticinaban una serie de desastres naturales para un futuro cercano. Ahora que estamos cerca de la tan cacareada fecha del 21 de diciembre de 2012 la NASA ya ha aclarado que el mundo no se acabará. Sin embargo, aunque no sea a base de desastres naturales sí hay gente que está organizando todo para que nuestro futuro sí sea desastroso. Los grandes capitales financieros mundiales, la Europa de los mercaderes, Ángela Merkel y su perrito faldero, Rajoy, ya han diseñado nuestro día de mañana. 

Según un informe de Intermon Oxfam en 2022 España tendrá “una población envejecida, empobrecida y desestructurada. Con cuatro de cada diez personas por debajo del umbral de la pobreza. Ricos que ingresan hasta quince veces lo que obtienen las rentas más bajas. Una brecha social ya casi imposible de volver a cerrar”. Ese futuro al que nos dirigimos lo están diseñando ya valiéndose de las armas de la democracia. 

Los ilusos de los españoles hemos puesto en el poder a un PP que allana el camino hacia la brecha social. Con la legislación en la mano y la legitimidad de sus votos obtenidos a base de mentiras (que no se nos olvide este detalle) el gobierno del PP está abriendo a marchas forzadas esa brecha social entre pobres y riquísimos. Durante el gobierno del Sr. Aznar se vendieron 48 empresas públicas por debajo de su valor real, entre ellas Red Eléctrica Española, Iberia y Telefónica. Ahora el Sr. Rajoy sigue desmantelando el sector público. Está privatizando la sanidad para que se puedan hacer ricos unos cuantos a base de que nosotros, los ciudadanos de a pie, tengamos una sanidad mucho peor y se negocie con nuestra salud. De paso mandan a miles de profesionales a la calle para seguir alimentando la base social de consumidores empobrecidos. Todos sabemos que se está desmantelando la sanidad pública y animándonos a que nos hagamos un seguro privado para que perdamos todo lo conseguido hasta ahora. Ahora han implantado el tantas veces negado copago o repago; esta semana nos sorprenden con que los enfermos crónicos tendrán que pagarse su ambulancia. No nos engañemos, este camino de cobrarnos cada vez más continuará. Por no hablar de que ya la energía, el agua, las comunicaciones cada día están más caras sin que ningún gobierno pueda evitarlo porque ya están en manos privadas. 

Hemos vivido una época en la que cualquier niño, si era listo y estudioso, podía llegar a ser juez, notario, médico o miembro del Tribunal Supremo. El Estado le garantizaba una universidad pública de calidad y un eficiente sistema de becas. Ahora, con la nueva educación que está diseñando el gobierno, las altas tasas universitarias, el supuesto prestigio de las universidades privadas, el consiguiente desprestigio de la escuela y la universidad públicas y el cercenamiento del sistema de becas, sólo podrán estudiar los ricos. Sólo los que tengan dinero suficiente para pagar las altísimas matrículas de las universidades privadas podrán ver a su hijo vestido de juez, notario, médico o miembro del Tribunal Supremo. 

Cada día vemos las mismas noticias que todo el mundo. Nos ponen el foco de atención en lo que les interesa, aunque sólo sea que un gato se ha quedado atrapado en un árbol y una vieja lo ha salvado o que ha caído un chaparrón en un pueblo y se ha anegado un garaje. Mientras no se dedica un minuto a tantas guerras perdidas o tantas miserias olvidadas. Nos han acostumbrado a que compremos en la gran superficie comercial donde están las mismas tiendas que en cualquier ciudad del mundo. Multinacionales que explotan a sus trabajadores mientras recogen cada año miles de millones de beneficios. Y no nos importa vestir todos iguales, consumir los mismos productos desnaturalizados y llenos de tóxicos y de paso ver la misma mala película que están viendo en todas las ciudades del mundo. Mientras las pequeñas empresas locales se mueren de asco, mientras los autónomos que pusieron sus esperanzas en su pequeño negocio ven como nos montamos en el coche y los abandonamos y nos dirigimos en bandada hacia la superficie comercial para comprar regalos, para comprar la misma ropa que todo el mundo y la misma comida desnaturalizada que todo el mundo.  

El día de mañana se acerca cada vez más rápido al día de hoy, y ese día es muy desalentador. La brecha social se está haciendo enorme. Si no estás entre los muy ricos probablemente ya estás o estarás entre los que sobreviven o entre los pobres. Pero ya todos estamos entre ese gran grupo de gente sin nombre, meros consumidores y obreros que sobrevivimos en una ilusión de democracia y cacareamos las mismas opiniones a través del twitter o del facebook, el mismo pensamiento único, la misma cultura global. Tenemos que movernos, hablar, manifestarnos, darnos cuenta al menos de lo que nos está pasando, de la sociedad desigualitaria y deshumanizada hacia la que nos dirigimos. Y mientras tanto, nosotros, esos a los que nos están recortando tanto, los desheredados, ayudarnos los unos a los otros y buscar no lo que nos diferencia sino lo que nos une. 

A partir de mañana, en ese futuro cercano y oscuro que se acerca demasiado al hoy, todos tenemos una responsabilidad: responsabilidad como ciudadanos más comprometidos con la sociedad en la que vivimos, más activos, más y mejor informados. Responsabilidad como electores, más exigentes y más críticos con nuestros dirigentes políticos. Y responsabilidad como vecinos, más solidarios con la gente de nuestro entorno, con los autónomos, con las pequeñas empresas locales, con la gente que es como nosotros. Así y sólo así es posible que entre todos cambiemos algo el día de mañana. 

Javier Vidal.-
©Javier Vidal

06 diciembre 2012

If you give a little love..

Si el aleteo de una mariposa puede provocar un huracán en la otra parte del mundo imagina lo que cada uno puede hacer con un pequeño gesto.